Debido a que las fobias pueden afectar la vida cotidiana de quienes las padecen, hasta el punto de acarrearles verdaderos disturbios a sus relaciones afectivas, su entorno laboral y su vida privada, muchas personas realizan consultas acerca de un posible tratamiento de las fobias, ya sea para erradicar la fobia o para aprender a vivir con ella. Es importante saber que las fobias no suelen desaparecer por sí solas, por ello es muy importante buscar ayuda.
Para iniciar un tratamiento, lo primero es tener el diagnóstico de un profesional (ya que lo que se puede confundir con una fobia específica podría ser en realidad un trastorno de ansiedad, o algo circunstancial). Es importante conocer los diversos factores implicados en el problema (qué desencadena la fobia, qué la predispone, qué soluciones se han intentado). El paciente y el especialista deben mantener una relación fluida que les permita elaborar objetivos a alcanzarse con el tratamiento.
Las fobias específicas suelen tratarse mediante psicoterapia, que, a la vez que le enseña al paciente las causas de su fobia, le aporta técnicas para ir dominando la ansiedad ante el estímulo desencadenante. Las técnicas para controlar la respiración y la tensión muscular también pueden ser de gran utilidad.
Un tipo de tratamiento muy habitual para las fobias es el de la terapia de exposición. En ésta, poco a poco, los profesionales confrontan al paciente con la situación tan temida. El estímulo gradual y progresivo hacen que las personas de a poco vayan controlando sus temores (por ejemplo, si una persona teme a los pájaros, puede comenzar por ver una pluma, o un dibujo de un ave, y recién una vez que tolere el miedo que estos estímulos le generan, se intenta con algo más). Similar es el tratamiento conocido como desensibilización sistemática, en el cual en lugar de estímulos se recurre a la imaginación del paciente, que va proyectando en su mente al estímulo temido. En ambos ejemplos de tratamiento, la exposición o la imaginación del estímulo se detiene cuando el paciente no puede controlar su ansiedad, y se recomienza cuando se ha tranquilizado. De a poco, logra resistir períodos más largos y así se va perdiendo el miedo.
Existe otro tratamiento conocido como terapia cognitiva, en el cual se le da al paciente mucha información sobre aquella situación a la que teme, para que de esta manera vaya cobrando confianza (este tratamiento se utiliza mucho con pacientes que padecen de aerofobia –miedo a volar- y que sin embargo necesitan poder subirse a un avión debido a motivos laborales).
Sin embargo, también algunas personas optan por métodos de choque(terapias conductuales donde se produce una exposición forzada al estímulo, hasta que el paciente controle su ansiedad). El uso de psicofármacos no suele ser recomendado en el tratamiento de las fobias, debido a que, si bien puede paliar los síntomas de ansiedad, no elimina el problema.
El los últimos años, la Programación Neurolingüística se ha puesto de moda como tratamiento ante determinadas fobias, pero los resultados de la misma aún no han sido científicamente comprobados. Otros tratamientos alternativos incluyen las terapias con flores de Bach, los libros y grupos de autoayuda y la hipnosis.
Hay que tener en cuenta que una persona que padece una fobia no debe someterse a ningún tipo de tratamiento sin antes haberse puesto en manos de un profesional de la salud. Son ellos los indicados para estudiar su caso en profundidad, hacerle los exámenes clínicos correspondientes –para descartar cualquier tipo de causa médica que no responda estrictamente a la definición de fobia- y, llegado el caso, recomendarle la mejor manera de abordar el problema.
Lo fundamental a la hora de tratar una fobia es estar decidido a superarla, no desilusionarse si los resultados tardan en aparecer, ponerse metas claras y posibles (no imaginar situaciones imposibles de cumplir: una persona con cinofobia –miedo a los perros- tal vez nunca llegue a disfrutar de la convivencia con tres mastines, pero puede sentirse conforme si consigue visitar a un amigo que tiene un perro en casa sin por ello sentirse ansioso días antes. Luego hay que establecer un día determinado para comenzar el tratamiento, habiéndose armado de paciencia. Finalmente, valorar todos y cada uno de sus logros, ya que por pequeños que puedan parecer implican siempre un gran paso.